La infraestructura global de fibra óptica no solo permite la transmisión de datos a alta velocidad, sino que también se ha convertido en una herramienta innovadora para la monitorización sísmica y oceanográfica.
Gracias a los avances en interferometría de fibra óptica, estos cables pueden detectar terremotos, cambios en la presión del océano y otros eventos geofísicos con una precisión sin precedentes.

Interferometría de fibra óptica y detección sísmica
Los cables de fibra óptica submarinos recorren miles de kilómetros por los océanos, conectando continentes y garantizando la conectividad digital.
Sin embargo, recientes investigaciones han demostrado que estos mismos cables pueden actuar como una vasta red de sensores sísmicos.
Esto es posible gracias a la técnica de Distributed Acoustic Sensing (DAS), que convierte cualquier fibra óptica en un sensor de vibraciones de alta sensibilidad.
Mediante el uso de un interrogador láser, se envían pulsos de luz a través de la fibra óptica y se analizan las pequeñas variaciones en la retrodispersión de la señal.
Cuando un evento sísmico altera el entorno del cable, provoca microdeformaciones en la fibra, lo que cambia el patrón de dispersión de la luz.
Estos cambios pueden ser analizados para identificar terremotos, movimientos tectónicos e incluso turbulencias submarinas.
Beneficios de la fibra óptica como sensor sísmico
El uso de fibra óptica para la detección de terremotos ofrece múltiples ventajas sobre los sismómetros tradicionales.
En primer lugar, la infraestructura ya existe, lo que reduce la necesidad de desplegar costosos sensores adicionales.
Además, los cables submarinos cubren vastas regiones del océano donde no hay estaciones sísmicas terrestres, mejorando significativamente la capacidad de monitorización en zonas de subducción y dorsales oceánicas.
Otro beneficio clave es la capacidad de proporcionar datos en tiempo real con una resolución espacial muy alta.
Los sistemas tradicionales de detección sísmica están limitados por la distancia entre los sensores, mientras que una sola fibra óptica puede actuar como miles de sensores distribuidos a lo largo de toda su extensión.
Esto permite una caracterización más detallada de los eventos sísmicos y facilita la creación de modelos más precisos para la predicción de terremotos y tsunamis.
Aplicaciones y futuro de la sismología con fibra óptica
Además de la detección de terremotos, la fibra óptica submarina se está explorando para otras aplicaciones geofísicas y oceanográficas.
Investigadores han logrado utilizar estos cables para monitorizar cambios en la presión del agua, detectar movimientos de masas oceánicas e incluso estudiar la actividad volcánica submarina.
El futuro de esta tecnología es prometedor, con esfuerzos internacionales para mejorar los algoritmos de análisis y extender la cobertura de la monitorización a más regiones del mundo.
La colaboración entre empresas de telecomunicaciones, instituciones de investigación y agencias gubernamentales será clave para integrar completamente la fibra óptica en los sistemas de alerta temprana de terremotos y tsunamis.
En definitiva, lo que antes era solo una red de transmisión de datos ha evolucionado hacia una herramienta avanzada sísmica para la observación del planeta.
La combinación de telecomunicaciones y geofísica abre nuevas posibilidades para la ciencia y la seguridad global, convirtiendo la fibra óptica en un recurso estratégico no solo para la conectividad, sino también para la resiliencia ante desastres naturales.